Confirmado: Japón no tiene alma

En la temporada pasada les hablé sobre la última chupada del mate en materia de publicidad cuando hicimos un recuento de los comerciales de los muebles Norton y como ellos representaban un nuevo paradigma en lo que respecta a la historia de la publicidad.

Pues bien, en este mundo tan vertiginoso, donde un día está de moda el yoga y al otro el baile de Koala, debo comunicarle al señor Marc que ya no puedo contar con aquello (nota 1: no volver a hacer referencias sobre textos antiguos).

No, pues como ha sido la costumbre de la cultura nipona, que una vez que aprende una técnica la perfecciona hasta límites insospechados, hoy la nueva pieza admirada por su maravillosa expresividad publicística es un trailer-comerical-video clip hecho para promocionar el videojuego “Kokoro Scan” de SEGA.

Y advierto, esta pieza es de tal contenido sicodélico, postmoderno, kitsch y hasta eroticón que no está hecha para todos los ojos –y a la larga- mentes, corazones, hígados, páncreas y/o hipotálamos humanos.

Algunas de las razones en la siguiente lista:

1. -Uso excesivo del PANTONE 813 M (más conocido como ROSADO)
2. -Aparición desmesurada de corazones multicolores
3. -Escenas extrañas de tipos japoneses con las voces cambiadas y rostros tapados (clave para el producto…)
4. -Osos voladores
5. -Utilización de una canción EXTREMADAMENTE FELIZ (advertencia: puede causar diabetes)
6. -Personajes de color blanco en infinidad de atuendos… incluso en la desnudez misma y masajeando ciertas partes del cuerpo.
7. -Osos andando en bicicleta
8. -Ancianos volando sobre un plátano.
9. -Osos tocando guitarra (aunque pensándolo bien, ese es un motivo PARA VERLO)
10. -¿Mencioné a los osos?

Todo eso adobado con una repetitiva pero pegadiza (si es que no bajas el volumen) canción en japonés de la cual nadie entenderá nada.

...¡El comercial perfecto!...

Si después de todo lo anterior tu mente está tan distorsionada como para querer ver de que se trata esta pieza, bueno, felicitaciones, has entrado al club.

Y como premio, no podía ser menos, el video completo de 6 minutos y algunos segundillos extra de “Onsei Kanjou Sokuteiki: Kokoro Scan”. Les dejo como desafío tratar de averiguar sin trampa (léase Wikipedia, Google, Rincón del Vago, Monografías, Encarta 98, Icarito…) de que se trata el juego en cuestión. No será tarea fácil. Salvo que sepas japonés. Cuec.



Les advertí. Traté de hacer lo posible para no dañar sus cerebros, pero ya es tarde. Si terminan sacrificando a su bebé primogénito no es mi culpa.

Pero hablando más en serio, creo que la maravilla de este video depende de los ojos con los que los veas (y hablo en sentido figurado, no es necesario que tengas que arrancar los globos oculares a otra persona).

Si lo vemos como un video musical, un tributo anime o incluso un trabajo de alguna escuela de animación japonesa, puede ser un producto pasable, que no sobresale ni merecería gran mención en lugares como este. O quizás si, dada mi fijación extrema e insana por las obsesiones japonesas.

Pero no. Lo increíble de este video es verlo pensando que es un trailer y está pensado en la promoción de un producto –en particular un videojuego- y desde allí ponerse a pensar EN QUE DEMONIOS ESTABAN PENSADO, o bien, en nivel de drogas (blandas o duras) hay que tomar para llegar a esos niveles de distorsión publicitaria.

Porque claro, ya había dado a conocer en alguna oportunidad un par de comerciales raros, pero que finalmente algo tenían que ver con el producto en cuestión. Sin embargo acá la cosa se vuelve algo más extraña. Y reitero, traten de adivinar de que se trata el juego basados simplemente en lo que vean y cuando sepan la respuesta quedarán aun más colgados (por cierto, también se preguntarán “¿y de que otra forma querían que lo promocionase?”)

El tema de los comerciales y los videojuegos es un tema ultra recurrente y que vale la pena echarle un vistazo de vez en cuando. Quizás veamos más de eso de vez en cuando, sobre todo en la llamada “época dorada”, entre el 85 y el 95 app. Solo si se interesan.

Aunque la verdad me da lo mismo si se interesan. Mientras me interese a mí y tenga ganas de dedicarle tiempo y palabras, no me queda más que publicarla.

Total, esto es otro blog más.