Jul 30, 2007

Tierra de Campeones



Olvídese de la Rojita y sus bailes del Koala.
Del medallero con sabor a caipiriña que nos trajimos se trajeron de los Panamericanos.
Es más, incluso diría que es hora de dejar atrás la Copa Libertadores de Colo Colo, número 1 en el ATP del Chino Ríos o la medalla de oro de Solabarrieta Massú.

Ayer, señoras y señores, nació un nuevo ídolo nacional y NADIE HIZO NADA.

Ni la prensa, ni los programas de farándula, ni las modelos, ni Animal Nocturno, ni el Show de Benni, ni homenajes en el congreso o comentarios de la Presidenta. Chile obtuvo un nuevo CAMPEÓN MUNDIAL y quien se lo cuenta primero (o segundo…o tercero… o incluso cuarto y a veces quinto, pero nunca sexto…) es Mayo/Palta

Resulta que en Estados Unidos se ha estado realizando la última semana el “Comic-Con” en la ciudad de Los Ángeles. Si por el nombre no supo de que se trataba le explico: es la convención de comics más grande de aquel país (y posiblemente del mundo, pero faltó wikipedia para confirmar).

Ahí llega cada año cuentos de miles de nerds fanáticos de los comics, el anime, los videojuegos, los libros de fantasía y todo el mundo así como super alejado de la realidad y las cosas importantes como los informes del Metro sobre el Transantiago.

O bien, una congregación masiva de vírgenes.

La cosa es que en ese contexto se realizó el campeonato anual de Yu-Gi-Oh, al cual llegan personas que clasifican de todo el mundo para jugar en 2 modalidades: cartas y videojuego (siendo el videojuego el mismo juego que las cartas… solo que no hay que andar comprando sobrecitos).



Ahora, se que el 90% de mis lectores casuales habrá quedado colgado al leer sobre este tal Yu-Gi-Oh. Los entiendo. Pero para eso su amigo que cada día recolecta información de los basureros culturales más actuales para evitarle a usted el trabajo sucio.

Yu-Gi-Oh, como adelanté, es un juego de cartas coleccionables al estilo “Magic” o “Raw Deal” o, si prefiere el producto nacional, “Mitos y Leyendas”. De ese juego proveniente de la fábrica favorita de destructores de vida Occidental (Japón) salió luego un animé llamado… ehm… Yu-Gi-Oh, que contaba las aventuras de… ehm… Yugi para llegar a ser el mejor duelista, bla bla bla… si si si… Muy bonito.

Gracias a las series, películas, juegos y una muy buena estrategia hecha por parte de Konami, su compañía creadora (mente maestra detrás del Código Konami, el Turtles in Time, el Winning Eleven y por supuesto, ELEBITS) el mundo de Yu-Gi-oh se volvió extremadamente popular, al punto de llegar a organizar torneos mundiales del mundo de la especialidad.

Ahora bien, el juego se hizo conocido mediáticamente en Chile gracias a un extraño caso en el cual un niño se suicidó, supuestamente, inspirado en este juego. Los en ese entonces “expertos”, decían que el juego alentaba a los sacrificios (en todos los juegos de cartas que conozco se sacrifican cartas), a llamar a los espíritus y que, una carta en especial, “El Ahorcado”, prometía vida eterna luego de autoflagelarse.

Sin evidentemente opacar el hecho de que exista una muerte involucrada, me llama la atención que yo, siendo un asiduo conocedor del juego, nunca he escuchado sobre la carta del ahorcado (lo más cercano es "el colgado" del tarot), aunque si hay las típicas cartas en las cuales uno podía revivir otras descartándose de sus criaturas, como “Monster Reborn”.

El tema, como nunca tuvo fundamento, quedó hasta allí y los mismos canales sensacionalistas de siempre, que se preocupaban de la mala influencia de estas cartas malignas en los niños, al otro día daban la serie en las mañanas como si nada. Amo la consecuencia.

Pero contra viento y marea, un joven llamado Andrés Toro supo que en esas cartas no había nada de malo.

Jugó, entrenó, hizo estrategias, compró cartas, memorizó los capítulos de la serie, fue a San Expedito, estuvo en ayunas por 6 años, aprendió japonés, se aprendió el abecedario al revés, aprendió japonés, lo olvidó y lo volvió a aprender, se ganó el Kino y rompió el boleto, se fue a la punta del cerro el día del níspero con una papa quemando y recordándole al diablo donde estaba su poncho…

Luego de eso despertó y viajó al San Diego Convention Center con un mazo de cartas, 24 años de vida y su indio pícaro de la suerte para enfrentar, sin el apoyo de Chiledeportes, el campeonato de Yu-Gi-Oh más grande del mundo.

Los detalles del épico viaje no los tengo porque, claro, todos los medios seguían a esos juegos Panamericanos y sus garotas y sus mujeres semidesnudas… pero no, ningún enviado especial para seguir a este chileno esforzado, representante de lo mejor de lo nuestro tratando de triunfar en la tierra de las oportunidades.

Según el comunicado oficial de Konami, Andrés venció a más de 20 contrincantes provenientes de 20 países diferentes para adjudicarse el domingo 29 de julio el trofeo del CAMPEÓN MUNDIAL DE YU-GI-OH, categoría TGC (Trading Card Game, o sea, con las cartas en vivo y en directo, no digitalizadas).



Ahora Andrés Toro puede volver a Chile y reencontrarse con su patria, llevando a cuestas su trofeo, imágenes autografiadas, la fama internacional, chicas de fácil acceso, la envidia de sus pares y una merecida actitud de soberbia sobre el resto de nosotros los mortales.

Se que nadie saldrá a Plaza Italia a celebrar por la victoria, ni habrá una comitiva asfixiante en el aeropuerto, ni menos bocinazos por las principales arterias del tránsito automovilístico.

Peor creo que lo mínimo que podemos hacer es brindar esta, la próxima y todas las noches por el campeón desconocido. Brindar con licor. EN exceso. Y de preferencia desde la botella.

Al menos ya tenemos la excusa.

La excusa de brindar mirando al monumento del ganador desconocido.

ANEXOS:

El video de la final, en inglés y medio borroso, acá.
La transcripción de la batalla final, en inglés y bastante enredada, por acá.
Más info sobre el torneo mundial de YU-GI-OH... acullá

PD2: Bienvenidos a la segunda temporada de mayo/palta.