Mar 26, 2007

Soy tu agua

El miércoles pasado, aprovechando los módicos precios del Cine Arte y la providencial decisión que hubo en terminar la clase 10 minutos antes para alcanzar a llegar justo a tiempo de comprar las entradas y ver las sinopsis, pude ver por fin la película emblema de ecologistas y demócratas por igual, “Una verdad incómoda”.

Más allá de del estilo simplista y poco innovador de la presentación (con el obvio objetivo de hacer que el mensaje fuera lo más universal posible), la grosera auto referencia de Alberto Gore y la depresión natural vivida ante el panorama apocalíptico que viene a la vuelta de la esquina (y que repito, hágale un favor al mundo y no más hijos), es una película que vale la pena piratear y pasar como si fuera la maldición de Samara.

Pero de eso no hablaré, sino que de una coincidencia que ocurrió para culminar una semana particular por decirlo menos.

Mientras el miércoles veía como el derretimiento de los glaciares está ahogando osos polares, el jueves con motivo del día mundial del agua (de los creadores del día mundial sin carne y el día de la marmota) que en el mundo hay 1100 millones de personas sin acceso a agua limpia para beber y el viernes los bolivianos llenaban sus cajas catódicas con gaviotas y barcos celebrando el Día del Mar, el sábado el afectado sería su servidor.

Y no es que quiera sacar a nuestra presidenta de la preocupación que le está generando en estos momentos un asunto de unos micros en no se donde, pero la verdad es que le advierto: se viene un invierno de locos. Por lo menos mi casa ya lo sabe bien.

¿Por qué? Muy fácil: el sábado se inundó el living.

Así de simple.

La historia es así. Mi hermano, que tiene su pieza al lado de la cocina, se percató que de repente empezó a entrar agua a su recámara. Cosa extraña porque eran las 8 de la noche y el día había estado impecable.

Conmigo en una cita con Kant y mi madre agasajando su notebook, partió a investigar de qué se trataba. Ya era oscuro, por lo que no se veía mucho, lo cual no le impidió sentir como su pie se humedecía a medio camino. Prendió la luz y vio el espectáculo dantesco: una mancha de agua cubría casi en su totalidad el living, la alfombra y, por supuesto, toda la cocina.



El llamado fue inmediato. Mi madre acudió a la petición y yo salí de copuchento, y comprobamos la situación. Acto seguido me veía buscando todas las toallas del baño, arremangándome el pijama (o ropa de fin de semana), sacándome los calcetines y repetir la rutina de tirar, estrujar, vaciar durante casi una hora.

Por fortuna, el instinto periodístico permitió que el acto haya quedado documentado en fotos apresuradas y maltratadas por las condiciones lumínicas, pero que algo pudo rescatarse. Además, soy de los que creemos que las fotos movidas igual son artísticas.

De cualquier forma, una vez terminado el trabajo doméstico, tuve el instinto de hacer algo que quería realizar hace mucho tiempo, pero no se habían dado las circunstancias que lo legitimaran. No, no hablo de hacer un ghost ride the whip. Es una cosa muy sencilla: hacerme un Flickr.

Varias eran las excusas: que no valía la pena hacerlo sin cámara (cierto) que goza de la reputación de ser un fotolog para cuicos (cierto), y me daba lata hacerme una cuenta yahoo (cierto).



Pero lo cierto es que las razones que me marginaban son un poco más imbéciles (y por ende, vale la pena hablar de ellas).

La primera es el nombre. Flickr. Como diablos pretendes que el mundo se acostumbre a una palabra de 6 letras y una sola vocal. Hay quienes dicen “fliquer”, otros dicen “flicr”, otros marcan más la erre diciendo “flicrrrrrrrr”. Incluso está la variable flaite que vendría siendo el “flaiquer”. No lo se. Hay quienes se ahorran el problema de la “r” y dicen “el flick”.

Da lo mismo, mientras no haya consenso, no me sirve. Es como lo que pasa con google, que es una de las pocas críticas que le tengo a mi empresa regalona: he escuchado tantas formas de decir Google que ya me da como cosa pronunciarlo bien. Trato de ir variando y combinando. Incluso puedo decirlo de 2 formas distintas en una misma conversación.

Lo cual me lleva al siguiente punto: Flickr es un producto de Yahoo, lo cual era inconcebible para alguien que tiene Gmail, su página de inicio es Google, tiene marcada su casa en Google Earth, se vendió sin problemas al Google Ad Sense, se mete a google.com en vez de google.cl solo para ver si hay logos especiales es día y así.

Y si pudiera tendría acciones de Google. Y de Nintendo. Y de Apple.

Pero, uno tiene que reconocer ciertas cosas. Flickr es un buen servicio: es bonito, tiene opciones, tiene 100 megas mensuales de espacio, compatible con Firefox y esos comentarios en las fotos que no se como cresta se hacen, pero de que son ingeniosos, lo son.

Y a la larga las lealtades con empresas son cuestión de capricho, nada más. Puro marketing o construcción banal de identidad. Sea leal a su pareja, a su mascota, a su equipo de fútbol, a su convicción política (no a su partido), pero a marcas… para qué.

Por lo demás, la comunidad de flickr, al contrario de su pariente pobre, se caracteriza por tener 2 tipos de público objetivo: el artista conceptual mensajero producido, o bien, los que tienen cosas para mostrar.




Sin ser ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario, me di cuenta que tiene una utilidad más allá de la apariencia: es un buen lugar para subir y mantener fotos. Punto. Eso me sirve para enviciarme con el sistema y terminar pagando nos e cuanto para ser un “Pro”. Sí, no están matando a nadie por cobrar por un servicio mejorado, pero mi filosofía me dice que un sistema vale la pena en la medida que el servicio gratuito no sea pensado en función de hacer que tarde o temprano todos paguen, de lo contrario no disfrutarán.

Es como Google Earth: el simple es lo suficientemente bueno como para dejar al modelo pagado a los que realmente lo necesiten.

Así que veré si me atrevo a robarle más la cámara a mi madre para empezar a llenar el Flickr. Por mientras, les dejo la dirección en el lugar de acá y pronto en la barrita amiga.

Y bueno, los que llegaron hasta acá se preguntarán ¿y cómo llegó a inundarse un departamento? Esta vez no es Calentamiento Global, ni alcantarillado tapado ni menos Zamorano.

Según el especialista, se destapó el sifón.

Mmm…

Moraleja del cuento:
procurar que el área del sifón del lavaplatos siempre esté despejada y tener cuidado con escoger las gomitas que realmente le hagan, porque se gastan.

Ahora, si tan sólo supiera lo que es un sifón…

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