Mar 2, 2007

La paz mundial



¿Quién dijo que Chile estaba lejos de alcanzar el desarrollo? Si, yo lo he dicho en varias oportunidades, pero como siempre son las autoridades y personajes más importantes que yo por el solo hecho de haber nacido antes los que tiene la última palabra.

Tal es el caso, mencionado ya por el ahora blog hermano Error Tipo I, del evento del cual fuimos incluso partícipes y hasta cómplices, llamado ingeniosamente “Carnavales Culturales” de Valparaíso.

En esa ocasión, día de la apertura, una excitada y azulina Presidenta de la República de Chile, proclamó a los 4 vientos que Valparaíso se convertía en la Capital Nacional de la Alegría, provocando los vítores de los allí reunidos, salvo unos cuantos que sabíamos que se trataba de un acto de demagogia probado (sobre todo cuando después de dichas palabras, el show chileno fue una de las cosas más fomes que he visto en un escenario).

Pero, ¿saben algo? Bachelet no estaba tan mal. No. De hecho, se adelantó a los hechos. En particular, a un hecho opacado totalmente por la jovialidad vivida durante febrero con motivo del programa de televisión más caro de Chile (también conocido por algunos nostálgicos como “el festival de la canción”) o de los preocupados informes diarios sobre como el Transantiago es la peor basura del mundo.

Resulta que el 20 de febrero del presente año, unos tipos de una organización llamada OMPP (no es el primo loquillo del MOP) vinieron a la ciudad de Viña del Mar, capital turística de la región de Valparaíso, e hicieron entrega de un título muy particular a la “ciudad jardín”: Viña es CIUDAD MUNDIAL DE LA PAZ.



Así, tal cual.

Si bien los reporteos varios señalaron que se trataba de la “capital mundial de la paz” o “la ciudad más pacífica del mundo”, lo cierto es que este grupo de pacíficos señores votan cada cierto tiempo sobre que ciudades representan el ideal de la paz para exportar al mundo, y, aunque usted no lo crea, Viña del Mar es la segunda ciudad en recibir tan preciada distinción, después de Lugano, según Wikipedia, una ciudad suiza en que se habla italiano.

Las razones de dicha elección están en la misma página. Y cito textual:

Se le concedió dicha distinción a esta ciudad puesto que es la mensajera de la buena música y las canciones dirigidas al mundo y que cuenta con una trayectoria ininterrumpida en la difusión y la proyección de los artistas de la canción.


Me imagino que se referirán al Festival del Cantar Regional o al mítico Festival de la Cebolla. Uy, es que hay tanta actividad destinada a promover la buena música que a veces me mareo. Si uno no necesita comprarse iPods en Viña: en las calles uno escucha música por todas partes. ¿O creían que los semáforos para ciegos eran porque sí?

Y ni hablar de la cantidad de artistas proyectados salidos de la noble cuna de Viña. Aunque sigo sin entender el nexo entre la música y la paz. ¿No será una forma sutil de decirnos “Viña, ciudad mamona"? No, estos tipos tienen buenas intenciones. Hay que creerse el cuento, che.

Y ahora, ¿Qué hacemos? ¿Nos burlamos sarcásticamente de un título que seguramente está sobrevalorado para una ciudad pacífica porque simplemente no pasa nada? ¿O quizás esta Viña adinerada y que en la segunda vuelta diera el 53,3% de sus votos al señor Piñera es la que finalmente termina premiada?

No, esta vez seré bueno porque, de todas formas, se trata de una buena causa. O sea, todos aspiramos a la paz, ¿no? Que acaben las guerras, las armas nucleares y toda esa forma retrógrada de resolver los conflictos a palos.

Por eso decidí pensar en los beneficios de vivir desde el 20 de febrero en la ciudad mundial de la paz.

Lo primero es evitar peleas a toda costa con personas que antes sentían todo el derecho de reprimirnos. Adiós a esa pelea con el micrero malhumorado y mal pagado. En la ciudad de la paz todos tenemos derecho a un asiento y una tarifa escolar bien recibida.

En la ciudad de la paz, los limpiavidrios y malabaristas de las esquinas son considerados un servicio a la comunidad y no una molestia a la cual se le cierra la ventana por miedo a ser hurtado. De la misma forma serán tratados los humoristas callejeros que hacen ingeniosas referencias a tu persona, los vendedores ambulantes –o comercio alternativo-, los aparcadores de coches o parquímetro humano, y por supuesto, los mimos.

En Viña los perros ya no morderán, los caballos no se quejarán, las palomas no te cagarán, los monos bailarán, los pelícanos no pelícanaran y los gatos usarán botas.

Llegar tarde a casa ya no será un problema, en la ciudad pacífica todo el mundo entiende que unos tragos de más significan más tiempo para compartir con los amigos y que la invocación a Guajardo no es más que la purificación necesaria para seguir siendo pacíficos.

Además, de riñas callejeras turbias y llenas de objetos contundentes, pasaremos a debates filosóficos públicos sobre el origen del ser y la existencia de la nada como la ausencia del todo. En vez de botellas rotas veremos libros de Sócrates, la sangre en el suelo no será más que el vino derramado por la celebración a Dionisio y ya nadie será empujado fuera del auto, sino que “acompañado a tomar aire puro”.

Anexas a estas medidas está la obligación de enseñar yoga en todos los colegios, la eliminación de todo capítulo de la historia en la que haya dominado algún dictador (reduciendo las horas de clases de 4 a 0.3), la donación TOTAL de los vueltos a causas benéficas, el reemplazo de la barra de Everton por el coro de la Parroquia de San Expedito, la concreción del proyecto “Marga Marga Navegable” y la donación desinteresada de una salida al mar para solucionar por fin la demanda marítima de nuestra hermana nación de Suiza.

Todo esto servirá siempre y cuando mantengamos una vieja y sana costumbre: si Viña es la ciudad de la paz se debe solamente a que el verdadero lugar del desenfreno viñamarino se vive en Valparaíso. Mientras la ciudad puerto siga aceptando con los brazos abiertos los billetes y ganas de emborracharse de la población viñamarina, mantendremos nuestro estatus de nivel mundial. Total, en Valparaíso la alegría sobra para soportarnos.

2 comments:

Anonymous said...

Paz mundial...

¿Querrá esto decir que Viña se postulará para Miss Universo?

En todo caso, me parece por lo menos interesante notar que mientras El Observador llame a la calle Valparaíso "el barrio 666" y las modelos se tiren mierda para ser Reina del Festival (incluyendo a la Marlén intentando hacer un Janet Jackson), se les galardone a Uds, viñamarinos, con tan distinguido honor.

Imagino que ahora todas las palomas serán blancas, en Viña del Mar.

Anonymous said...

Lamentablemente lo primero que nos viene es la critica hacia los demas..no? pero alguna vez hacen una autocritica hacia ustedes mismos..digo tanto que dicen, poruqe como veran es muy facil escribir lo que uno quiere, como lo hago yo, ahora que hacen ustedes para mejorar las situaciones que detallan en esta "nota" o "publicacion"...
Bueno seria interesante empezar no en si mismo, sino en los demas no? como por ejemplo "los limpiavidrios y malabaristas"... y como mejorar eso que a "todos" nos molesta. Y obvio hacer algo al respecto no solo hablar o criticar.

La paz mundial puede estar lejos o ser una utopia, pero si alguien quiere mejorar algo bienvenido sea muchachos.