Mar 19, 2007

La obligada entrada mamona

No hay nada más fome que aprenderse fechas. Bueno, lo digo en mi característico estilo exagerado, pero supongo que captan el mensaje.

No sólo porque utilicen parte importante de nuestras memorias (sobre todo si son tan volátiles como la mía), sino porque la mayoría de las veces están asociadas a malas consecuencias, sobre todo si no los recuerdas.

Y es complicado, porque en la medida que nuestra vida social se va haciendo más activa y progresamos en al escala de la “madurez de vida” (llámese entrar en los estados de enamoramiento declarados socialmente), la necesidad de recordar fechas especiales se hace cada vez más apremiante.

Por lo menos en lo que respecta a los amigos mi política es infalible: la fecha de mi cumpleaños es un tema tabú, el cual algunos afortunados han podido descifrar, pero por suerte no se pregunta. Eso me da la conciencia por lo menos moral de no tener que saludar al mundo.

Y si bien no he podido comprobar empíricamente las bondades de la vida en pareja, sí soy consciente -gracias a la industria cultural- de los peligros fisiológicos que conlleva el olvido involuntario de todo tipo de aniversarios, fechas importantes, onomásticos, celebraciones religiosas, etc.

Para que hablar del esfuerzo que supone ser especialmente creativo para cada una de esas ocasiones. No me expandiré más sobre el tema, será tratado en el futuro, pero sí me da pie para hablar ahora de las llamadas celebraciones sociales, o esos días que nos hacen salir de la rutina porque alguien en el pasado se el ocurrió que sería interesante ver a todo el mundo haciendo lo mismo de manera mancomunada.

Lo malo es que muchas de esas fechas ni siquiera tienen fechas determinadas, como el día de la mamá, el papá, el niño, el abuelo, la amistad, el profesor, el estudiante, el agua, la mujer, la marmota y otro montón de recordatorios sin los cuales Village no tendría razón de ser.




Otra de las cosas que me molestan sobre las fechas importantes es que siempre implican la negatividad del mundo. El 12 de octubre no es más que el inicio del exterminio de las culturas americanas, el 25 de diciembre ya no significa otra cosa que fiebre materialista en el nombre de Santa Claus, el primero de mayo habla de una matanza increíble de trabajadores o peor aun, el día de los inocentes, donde los muertos fueron niños.

Incluso fechas que pueden parecer aliviadoras como el inicio de vacaciones o la titulación de alguna carrera, se anulan rápidamente cuando uno se da cuenta que tiene que volver a trabajar o bien, no significan más que el paso de estudiante a cesante.

Más encima hay fechas de las cuales no podemos escapar: 11 de septiembre es un ejemplo, tristemente un ejemplo doble que nos remite a momentos oscuros y transversales para la historia local y mundial. El 18 de septiembre, que nos obliga a vivir al desdicha de la borrachera, el asado carnicero y la empanada caldúa. El 10 de febrero como el inicio del Transantiago y el exilio de Zamorano o el 21 de Mayo como la fecha que impidió que viéramos Epopeya y que llena las calles de Chile de Guanacos y discursos autocomplacientes.

Si con todo ese panorama aun no desea unirse en mi cruzada contra el calendario gregoriano, les tengo una mala noticia: hoy les agregaré otra fecha más para que recuerden con amargura por el resto de sus días.



Hoy, 19 de Marzo de 2007, se celebran 4 años desde que las tropas estadounidenses decidieron invadir las tierras de Irak para derrocar al despótico gobierno de Saddam Hussein, en virtud de desarmar la amenaza nuclear que este poseía, y de paso, liberar al pueblo oprimido gracias a la perfecta fórmula de la democracia.

En sólo 4 años se encontró a Saddam en un pozo, se le enjuició y se le ahorcó, se puso un nuevo sistema de gobierno que solo ha significado cambios en lo administrativo, pues al inseguridad está peor que nunca. Los inspectores nunca encontraron las famosas armas nucleares e incluso se reconoció por parte del gobierno republicano que nunca tuvieron las pruebas suficientes.

Se torturó en las cárceles como Abu-Grahib, se empezó a sacar petróleo como locos, mandaron a Cavada a filmar como botaban estatuas, se ganó una reelección, se destrozó un país, se secuestró a periodistas y tuvimos que añadir a nuestro vocabulario las palabras chiítas y sunitas.

Podría escribir un nuevo panfleto diciendo que al guerra ya no es al solución y que nada justifica el accionar violento de ningún país sobre otro. Sobre todo cuando lo que más conmueve es la cantidad de víctimas que ha habido para un lado de la balanza (adivinen cual…).

Pero para que latearlos cuando el poder de las imágenes está a nuestra disposición. Esto viene de Pórtland, en los Estados Unidos, donde en el Reed Collage decidieron conmemorar esta fecha infame llenando los patios de la facultad con banderitas, muy pequeñas pero de gran simbolismo.

Esas han sido las fotos que han estado viendo sin motivo aparente.

De las 115.000 banderas colocadas en los que alguna vez fueron verdes prados, cada bandera blanca representa 6 iraquíes fallecidos durante estos 4 años, mientras que cada bandera roja conlleva la muerte de un soldado estadounidense.



Sin más preámbulos los dejo con este estremecedor ejercicio, y a la vuelta, palabras de cierre.

3000 contra 600.000.

Una vez vi un documental llamado “Fog of War”, donde uno de los tópicos señalaba que cada vez que Estados Unidos se ha involucrado en un conflicto bélico, ha sido el único país que ha roto un la proporcionalidad (casi una regla de cortesía entre 2 bandos enemigos) y que dice relación con que las respuestas de un ataque siempre debieran ser tomando en cuenta la cantidad de daño realizada por el enemigo, para mantener cierta correspondencia.

Y el ejemplo más claro es la bomba nuclear de Hiroshima. La respuesta de Estados Unidos por el ataque al Peral Harbor fue totalmente desmedida y rompiendo todos los esquemas que ninguna guerra, por brutal que haya sido, había tenido jamás.

Ahora el caso es peor, porque no sólo se transgredió la soberanía de un país en el nombre de una amenaza que nunca existió, sino que una vez adentro se está actuando con una frialdad y crueldad creo yo, también sin precedentes.

Y mientras Mr. Danger anda actuando como Lavín por Sudamérica y los científicos en USA andan preocupados de saber como un hombre conquista a una mujer, los días pasan y el debate sobre la legitimidad de la resolución de conflictos por al vía bélica sigue vacío tanto en medios como en agendas políticas, de la misma forma en que el tema del calentamiento global pareciera ser la pataleta de moda.

Pero no.



Y por si quedaban algunas dudas, acá se demuestran 2 cosas que no pueden dejarse de lado: si la guerra genera ganancias y vivimos en un sistema donde se asume que lo que es bueno para el mercado es bueno para todos no queda más que empezar a comprarse un calendario, un lápiz rojo y empezar a marcar.

Porque para cuando nos toque celebrar algo verdaderamente positivo, los gusanos ya se habrán comido a los gusanos que se comieron a los gusanos que nacieron de la cruza de todos los gusanos que comerán nuestros restos mortales. Y los de 600 mil personas que experimentaron el peor lado de la democracia: esa que dice que todos somos libres e iguales, aun cuando siempre haya quienes se sientan más libres y más iguales que el resto.

Y así seguiremos plantando banderas esperando que de allí nazca una solución.

PD: Más fotos de este proyecto en el Flickr.

Inspirado en un post del blog [Bajo sus Alas]

1 comment:

Anonymous said...

¿Por qué dices que la entrada es mamona? Exijo una explicación!

PD: yo ya sabía algo sobre este tema, y me da vergüenza ajena por EEUU. El gobierno de ese país es un chimpancé con una motocierra (sin intención de ofender al mono).