Mar 7, 2007

Ah, ¿No eres gay? #1 - Y soy rebelde...

“Ah, ¿No eres gay?” es una serie de textos escritos por un tipo que se crió en la transición, el llamado "destape" de la sociedad, que se ha traducido en que todos y todo se está volviendo gay.
¿Algo malo? no, simplemente es una excusa para que gente que no es gay hable de un tema antes permitido solo entre un círculo cerrado y rosa.
A veces en tono de broma, otras en serio, y otras con ninguno, a medida que aparezcan cosas y veas el título que aparece arriba ya sabrás que hacer: volverte loquillo y ver si tu historia encaja, ver si realmente somos homofóbicos o si de verdad te importa un reverendo pepino… Uhm… pepino…


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Debo ser una de las personas con peor timing del mundo. En mi colegio dejaron de usar uniforme el año después de mi licenciatura, es probable que la nueva sede enchulada de periodismo esté lista un año después que me titule, mi primer blog lo tuve un año antes de que empezaran a estar de moda, incluso una vez intenté hacer una especie de reality show en un foro de Internet un año antes de “Protagonistas de la Fama”, el cual tuvo que ser abortado un par de semanas después porque nadie le dio bola.

En fin.

El asunto es que la vida nuevamente me prueba que las cosas que quiero disfrutar llegan cuando ya poco y nada me sirven.

Digo esto inspirado en una noticia aparecida en portadas de pasquines de cuarta, portales de Internet atochados de noticias del Transantiago y centros de copucheo por igual.

Podría lanzárselas altiro, pero fiel a mi estilo exagerado, prefiero contarles un poco la historia. Resulta que para cada generación existe algún grupo de ídolos que revolucionan las hormonas y mueven el negocio de la siempre tambaleante industria disquera. Diversos nombres han desfilado, desde New Kids on the Block hasta S Club Seven, desde Take That Hasta Five… la lista puede seguir y seguir.

Pues bien, en estos años que corren, la banda de moda en el mundo preadolescente se llama “Rebelde”. 3 hombres y 3 mujeres oriundas de México que aunque se visten de colegiales no pueden ocultar le hecho de que, salvo que sea la escuela nocturna de remitentes, no encajan en el mundo de la escolaridad normal.

La fórmula es perfecta: canciones idiotas, minifaldas para los que descubren su sexualidad, galanes despeinados para llevarle la contra a la mamá, éxito mundial. Tanto así que según el recuento anual de Google, el octavo término más buscado el año pasado en el mundo fue “Rebelde”.

Como toda banda que goce de algo de popularidad siempre termina cayendo en unos escandalillos: vinculaciones con drogas, amoríos secretos, mensajes satánicos en sus canciones, incluso una vez que se presentaron en Lima dijeron que estaban muy felices de haber vuelto a Chile (¿?).

Pero nada se compara a lo que pasó el viernes pasado. Motivado por unas fotografía publicadas en algún medio mexicano, uno de sus miembros (quien aparece en la foto inicial) llamado Christian Chávez confesó en el sitio oficial de esta banda/serie televisiva su homosexualidad. Sip, es gay. Y reconocido.



Y bueno, ¿Qué gracia tiene todo esto? Muy sencillo. Este es el hecho que esperé que ocurriera toda mi adolescencia, pero que justo ahora viene a ocurrir cuando ya no me sirve. Sí, yo siempre quise que una estrella del pop se declarara gay.

¡PERO NO SAQUE CONCLUSIONES APRESURADAS! No se trata de eso que está pensando. Explico.
Es de público conocimiento que para cada grupo, persona o producto exitosos, irremediablemente debe haber un grupo (a veces mínimo, a veces no tanto) que no encaja dentro del llamado “público objetivo”, teniendo 2 opciones: la indiferencia o el odio sin límites.

Pues bien, durante la pubertad, ese paso de la niñez a la neo niñez (también conocida como la edad del pavo) es muy fácil comenzar a llevar la contra con todo, incluyendo con esos grupos populares, los cuales por estar tan expuesto son blanco fácil de la incipiente ira desatada de jóvenes infestados de hormonas.

Bueno, realmente lo que creo que pasa tiene que ver con esa obsesión que empieza a aparecer: las mujeres. Y claro, empezamos a hacer cosas estúpidas para sorprenderlas, pero… ¡qué rayos! Parece que están más interesadas en otros asuntos. Como se supone que maduran antes, la gran masa de colegialas comienza a estar detrás de ídolos musicales, actorales, y todo tipo rubio que aparece en revistas con títulos rosados.

Y eso, al joven púber le causa una crisis existencial. Y empieza a averiguar sobre esos famosos grupos que empiezan a aparecer en MTV, en portadas y que tienen a sus compañeras cantando en los recreos.

Y claro, son harto más fornidos, rubios, bien vestidos y viejos que uno, por lo cual no queda otra que iniciar una ofensiva. Y claro, como a esa edad a uno no le cruje mucho todavía y no puede argumentar algo coherente como decir que son sólo productos manufacturados por una industria musical en decadencia con el sólo afán de robarle plata a un montón de jóvenes consumistas, o bien, que a la larga terminarán calvos en una clínica de rehabilitación diciendo que son el Anticristo.

No, nada de eso ocurre. Entonces todos nos ponemos de acuerdo en la estrategia más genial de todas: “no, si todos esos tipos son gay”. Y ni siquiera en esas palabras. Empiezan a aparecer las primeras utilizaciones de la palabra fleto, hueco, maricón, entre muchas otras. Y claro, de ahí nace la vaga esperanza de que alguien dejara de admirar la cabellera de Nick Carter y se diera cuenta que la cara espinillenta, voz con gallitos y olores sudoríparos de su compañero de asiento fuera más fuerte.

Grave error. Pero aun cuando no funciona, el escudo de la homosexualidad empieza a surgir como una cofradía de homofobia tibia en incipiente, una especie de código que se empieza a enraizar hasta formar una cultura de lo gay.

Recuerdo conversaciones enteras basadas en supuestos videos inéditos de Backstreet Boys en los cuales se convertían en mujeres, jurar de guata que Di Caprio con Brad Pitt eran amantes e incluso segundas, terceras y hasta cuartas lecturas en letras de ‘Nsync y Five.




Los más instruidos incluso asaltaban al pieza de la hermana para analizar foto por foto sus revistas “Tu” o “Miss 17”, otros analizaban frame por frame los videos de MTV o bien anotaban cada uno de los gestos del actor de moda, aun cuando a su lado estaba la actriz más cotizada semidesnuda. La cosa era demostrar que los tipos eran efectivamente afeminados.

Lo raro (ja) de este cuento era que nunca recuerdo haber hablado o escuchar hablar sobre George Michael o Freddy Mercury. Tampoco nadie se preocupaba de buscar rasgos de lesbianismo en las Spice Girls (bueno… los con el fetiche del lesbianismo hasta el día de hoy lo hacen).

Y si miramos bien en frío… no hay nada más gay en el fondo que estar hablando que tan gay es la otra gente. Lo peor es que nada pasaba. Por más que las poses sugerentes, ropa brillante y voz de pito de estos grupos daban para pensar mucho, nunca ninguno terminaba confesando su fichaje para el otro equipo.

Y creo que el caso más extremo de esta verdadera búsqueda de la homosexualidad mediática ocurrió con el grupo Hanson. Si no se acuerdan eran unos hermanos que cantaban “Mmmbop”. Ese nombre ya despierta suspicacias.

Bueno, esto es muy personal, pero se que muchos lo compartieron porque me lo han dicho: yo llegué tener la convicción de que los Hanson eran en realidad las Hanson, que ya eran mujeres que se vestían de hombres. Esto hasta que un compañero tuvo la genial idea de decir en el colegio “uy, la hermana del medio es la más rica”, a lo que luego de una vil carcajada de las niñas del aula, una terminó diciendo “idiota, son todos hombres”.

Yo presencié ese momento.



Por suerte, pasaron los años y la madurez hizo cambiar los temas de conversación. Ahora las discusiones eran entre hombres y del tipo “que grupo es mejor, Limp Bizkit o Linkin Park” y muchas compañeras ya aburridas de las coreografías y dándose cuenta que poco a poco se iban casando con actrices y modelos, tenían que empezar a buscar sus “peor es ná”.

Pero no deja de ser interesante ponerse en esa época con una perspectiva ya más abierta y madura: ¿Es realmente nuestra primera aproximación al mundo de la homosexualidad una simple forma de despreciar al otro y tratar de mostrar inútilmente virilidad?

Personalmente, hasta antes de los Backstreet Boys el mundo gay era casi un tabú para mí. No me interesaba para nada o simplemente lo desconocía. Pero para lo único que me servía era para tratar de atacar a las mujeres y voltear sus miradas hacia nosotros. O sea, unos idiotas de grueso calibre porque a la larga nunca resultó.

Sin embargo, me pongo en la posición del púber que en estos momentos debió haber sido el –irónicamente- rebelde que no seguía a Rebelde y que trataba de convencer a sus compañeras que los tipos del grupo era efectivamente gay. Y claro, les salió.

¿Cómo habrían cambiado las cosas si JC o Los hermanos Hanson hubiesen declarado su condición sexual a los 4 vientos? No quiero ni imaginar las consecuencias que aquello podría tener en la continuidad espacio temporal. Viéndolo en frío hubiésemos sido un grupo de jóvenes recién descubriendo su vida reproductiva celebrando porque alguien declaró ser homosexual. Uhm… Eso si es gay.

La pregunta que se tira al aire es si efectivamente es decisión de los medios y el mercado que los rodea es generar este espacio de “identidad por negación” o si sólo se trata de una muestra de inmadurez.

Quizás la mayor diferencia entre mi pubertad y la etapa que están viviendo ahora los broca cochis de este país, es que antes el ser gay era aun un tema oculto, por tanto, muy pocas eran las instancias en las que se pensaba que podría ser un valor agregado para un producto. Hoy en cambio sí lo es, como ya lo han probado varias fórmulas, por lo que la teoría conspirativa juvenil empieza a decaer.

Quizás en unos años más cuando las diferencias sexuales sean zanjadas tendrán que inventar otra forma de desviar la atención de las compañeritas, quizás diciendo “este artista es nazi” o “a tal actor trafica órganos”. A lo mejor se terminan destapando algunos oscuros secretos, aunque por otro lado tendríamos a una horda de inadaptados tratando de comprender a su manera la ideología nazi, lo cual suena, por decirlo menos, tétrico.

Hoy, ya que me da lo mismo tanto Rebelde como le hecho que alguien sea homosexual van más allá de mis preocupaciones diarias. Pero pucha que habría sido más fácil –pero menos imaginativo- haber nacido en estos tiempos.

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